El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

sábado, 26 de diciembre de 2015

EL DERRIBO DEL NOVEDADES. Una duda.


                En la fototeca de la Universidad de Sevilla, aparece esta foto de La Campana, del fotógrafo José María González-Nandín y Paúl  con el café cantante Novedades, todavía en pie. Reza una leyenda: “Plaza de la Campana: Derribo del Café Teatro-Salón Novedades, el 24 de marzo de 1923.”
                Teniendo en cuenta que el Domingo de Ramos ese año fue el día 25 de marzo, me parece muy difícil que en un solo día se pudiera –con los medios disponibles en aquellas fechas-, acarrear todo el material de derribo de la mitad del edificio, pues el Miércoles Santo, día 28, aparece a medio derribar, pudiéndose apreciar parte de los arcos todavía en pie, en la parte central de la foto, entre los nazarenos de la hermandad de San Bernardo.


                Esos mismos arcos que puede usted contemplar en este cuadro de Sorolla, titulado “Baile en el Café Novedades de Sevilla, 1914”.


Este pintor realizó varias obras que tenían como motivo la Semana Santa y las  costumbres sevillanas.
                En la página “La Sevilla que no vemos”, de mi admirado Julio Domínguez Arjona, aparece la misma foto, con un poco menos de calidad, en la que se data el derribo el día 19 del mismo mes y año. No conozco la fuente del dato, aunque en la página cultural de ABC, del 19 de septiembre de 2014, Alberto García Reyes aporta el mismo dato:
“Fue derribado el 19 de marzo de 1923 y hasta entonces no pudo realizarse el ensanche proyectado en 1895. El «alcalde palanqueta», Antonio Halcón y Vinent, logró comprar el inmueble a la propietaria, Salvadora García de Leániz, después de años de pleitos y resistencias. El día de su demolición se congregó una multitud en la Plaza de la Campana para ver el comienzo del derribo portando una pancarta que decía «Novedades nunca te olvidaremos». No en vano, allí había visto Sevilla a la Coquinera, Juan Breva, la Niña de los Peines, Antonio el de Bilbao, Pastora Imperio, el Niño Medina, Rita Ortega, Manuel Torre, La Malena, La Macarrona y unos jóvenes que aprovecharon la oportunidad que daba este café de que salieran a cantar los aficionados y que pronto se convirtieron en grandes figuras históricas: Pepe Marchena, Pepe Pinto, El Carbonerillo...”
                Una mijita más creíble, aunque me siguen pareciendo poco seis días para tamaño desalojo. Por cierto, en esta otra foto, del mismo autor –la sombra le delata- aparece el torreón, su arcada y la taberna “La campanilla”, y de manera increíble, gente en el balcón, viendo el discurrir de los pasos.


José Luis Tirado Fernández

viernes, 25 de diciembre de 2015

UN PÁLPITO

Esta tarde estaba escuchando a Agujetas, alrededor de las cinco. Sobre las ocho y media he leido la triste noticia, que me ha llegado a través de un blog al que estoy suscrito, el de mi amigo Juan Luis Franco, "Toma de horas". Me ha impresionado un poco, porque hacía tiempo que no le escuchaba, y ha tenido que suceder precisamente hoy. Descanse en paz.


...arrecógete un poquito,
verdolaga, no te extiendas,
que la huerta no es tan grande
ni el hortelano tan rico...



José Luis Tirado Fernández

domingo, 20 de diciembre de 2015

MANOLO GARRIDO


                Ha sido una pura emoción conocer a este hombre, que a los noventa y dos años, ha estado este domingo tarareando algunas de las sevillanas que compuso, acompañado de mi humilde sonantilla; este espíritu libre,  humilde y sonriente, que desgrana arte a cada frase, que inunda de bienestar el ánima de quien le acompaña, verso empedernido en los labios, sal fina en la palabra, que me ha imprimido su sello y ha sembrado marejadas en mi temple, que me apremia, tras saber quién es y cómo se conduce, a festejar su existencia, a agradecerle compartir su mesa, y decirle en estas línea lo que siento.
                Que me arrepiento de no haberle conocido antes, ya que pude, que guardo en el interior de los atrios del corazón el recuerdo de este día, que me avergüenzo de no haberle admirado más, de no haber profundizado más en su obra, de no haber escuchado más sus creaciones.
                Un momento relevante: “yo  creía que era poeta hasta que leí lo que tú escribes”, frase que me ha dedicado y que le acepto siempre que signifique su apoyo leal y solidario hacia todos los poetas que frecuenta, como suele decirse: “eso se lo dirá usted a todos”, un cumplido en toda la extensión de la palabra, pero que estimo demasiado exagerada como valoración de mi arte si iba en serio.
                Porque al cabo, quien lo dice, es autor, entre otras “cosillas”, de la sevillana más universal, “El adiós”, que cantaba hasta el papa de Roma, del himno de la Esperanza de Triana, de las nanas de la señá Sant´ana, y de tantos y tantísimos versos con los que hemos crecido y que nos han ilustrado en el amor de nuestros amores: Triana, las devociones, la historia y las  costumbres más hermosas de nuestro pueblo.
                Espero volver a verle pronto, percibir de nuevo su arte, su aura prodigiosa, la frecuencia de los elegidos a su alrededor, la dulce cadencia de sus movimientos, o pedir otra ronda, otra tapa de merluza en amarillo o escucharle llamar a Pastor, su cuidador, para hacerle un encargo, como lo hace un padre.
                Pero este genio me va a permitir que prescinda de hacerle algún poema porque no me considero digno de escribir la primera línea siquiera. Le dedicaré, entonces, el poema sentimental de mi admiración y mi gratitud. Y el reconocimiento ineludible de su maestría.



José Luis Tirado Fernández

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA ESTRELLA BEBE EN EL POZO

                Dice a Dios sus oraciones de noche, cuando se acuesta; antes de cerrar los ojos a su bondad se encomienda y El le da sus bendiciones desde su atalaya excelsa porque lleva en las entrañas un viril de vida eterna.  En un rincón de la estancia José duerme a pierna suelta para levantarse pronto que un largo viaje espera; dio de comer al borrico, preparó viandas frescas y dos  pellejos de agua  por si la calor aprieta, que el invierno admite a veces los rigores de esta tierra. Mientras, Maria, dormida, campiñas de raso sueña y al verde de su capote extiende ilusiones nuevas; en lo mejor de sus sueños, extrañas luces la inquietan y mira por la ventana guiada por la extrañeza. Los faros del universo  han venido a su presencia y alumbran la majestad  y el  garbo de su silueta astros, planetas, luceros,  y todas… todas las estrellas bajaron a su morada, abandonaron su estela dejando el  hueco en el cielo y se acercaron a verla; pero la estrella de Dios, la que a los magos orienta, la que señala el camino, quiso estar más cerca de ella y vino hasta su brocal a iluminar su belleza.
                La estrella bebe en el  pozo… Maria con gran sorpresa acude fervientemente, se sube sobre una piedra y se asoma como puede porque el vientre no la deja.  Cuelga del tul de su velo un canasto de varetas  y lo desliza hasta el fondo  a ver si puede cogerla.  Hasta arriba lo levanta, pero no viene la estrella… sino un colosal prodigio que boquiabierta la deja… Allí… se le presenta la vida, se le aparece la prenda ansiada de sus amores, el don que le prometiera el Arcángel San Gabriel,  anuncio de su grandeza,  un querubín de hermosura  de rizada cabellera y los ojos como un cielo de dulzura marinera.
                Ella le coge en sus brazos y con ternura  le besa, él  sonríe y le dedica  la miel de su boca fresca, con cuatro dientes que asoman jazmines de primavera, le va devolviendo besos como caricias de menta.  Ella retoza en el patio  con su cachorro juega, caballito al trote largo, al corro de la morera… vivan los guardias civiles que van por la carretera… al colmo de la alegría con cinco lobitos llega, y como no puede hacerle la sillita de la reina,  le brinda para mecerlo el columpio de sus trenzas.
                Ella y su niño en el patio colmados de dicha plena, ¡Qué maravilla de cuadro y qué estampa más risueña! ¡Qué sueño tan prodigioso, qué fantástica quimera! Pero, ay, dolor, poco duran esas hermosas escenas, porque los sueños son sueños, acaban igual que empiezan, y pasan a ser recuerdos cuando uno se despierta.
                -¡Maria, que ya es la hora, Maria, Maria, despierta! Vaya por Dios, qué oportuno su marido la desvela. Tiene el borrico cargado y la está esperando fuera, para ir a empadronarse a Belén, porque es su tierra.  Ya gozará de su niño pronto, nada más que vuelvan y llenará su carita de besos de madre nueva; ya jugará con los rizos de su bendita cabeza,  a disfrutar su perfume de florida rosaleda y acariciará la amable serenidad de su seda.
                Mañana será otro día y cuando acabe el sendero mantendrá el goce certero del sol de su compañía, ¡Qué suerte, tienes, María, que el Señor, a su manera, encontró la verdadera concesión de su cariño… ¡No te impacientes, que el  niño, nacerá cuando Él lo quiera!


José Luis Tirado Fernández

martes, 8 de diciembre de 2015

GADIR


                Vino una nube a mi limbo y sostuve su mirada, aguda daga de oro que descose la mañana y empuja desde poniente a las barquillas cercanas. A las faldas de su vuelo cedió el freno de mi alma y se me ocurrió una letra, que de cielo y brisa hablaba, sales que en una cuarteta escondidas siempre andan.

Viento que del sur llega,
cálido instante que pasa,
soplo que pronuncia el nombre
de la esperanza…

                Pero las luces del alba no prestan sueños manidos y el aire trajo una lluvia que me causó escalofrío, me traicionó aquella brisa, fue disparo de cuchillos y se me volvió el paraguas por los forros del olvido, quise dibujar las olas  sobre mi fiel cuadernillo, pedí favor a las musas  y me salió un juguetillo:

Cuando luz te pedía,
mala persona,
me trajiste el faro
de Chipiona.

                Así, la sesión de tarde aligeró su embeleso porque una nota de paso quebró la toná del tiempo, imponiéndole su acento para que  sonara así; se despidió presurosa, componiéndose, nerviosa, su tocado de organdí, pero de la prisa loca se le desprendió una rosa que al momento recogí; una flor, que en otra estrofa, quise dedicarte a ti.

Si esto es tuyo y esto es mío,
si es nuestro y es de los dos,
te digo, cariño mío,
que esto me parece amor.

                Me fui con los resplandores de la cúpula amarilla, cepa de estirpe cristiana con las raíces fenicias, brújula de los bajeles que van buscando su orilla, manantial de nuestra historia, principio de las sonrisas, reino del cante y la copla, solar de la cortesía, de la gracia dicha a tiempo, del piropo a Mariquilla, bastión de la libertad, nación de la simpatía.

Desde Aurelio a Pericón,
desde el Mellizo a La perla
lucieron el galardón
del empaque de esta tierra.

                Tienen caminos los mares que no los conoce nadie, sólo algunos marineros que salen al mar y saben donde paran las sirenas llevados por sus cantares; y como son realidades los cantes de su bahía, recordé el goce de un rato cuando cantaba alegrías brindando entre trago y trago una voz que todavía mi memoria no ha olvidado, un juguetillo salado que escuché en la barbería que está cercana al mercado; me parece que decía:

Una vez que te dije
cómprame ropa
me quitaste las ganas
de un tapabocas.



José Luis Tirado Fernández

lunes, 7 de diciembre de 2015

MODA FLAMENCA



                Caramba, esclamó Cecilio, ¿pues en dónde hay cosa mejor que ir vestido a lo flamenco, con chorrera y pañuelo con cintillo y chaquetilla con alamares de plata, y calzones con botonadura de filigrana y botines de estrezado… (Fragmento de Diego Corriente (historia de un bandido celebre) 1866-67, por Manuel Fernández y Gonzalez.)



José Luis Tirado Fernández 1959

José Luis Tirado Fernández

sábado, 5 de diciembre de 2015

¿QUIÉN LEVANTA HOY A CAGANCHO?


El Pele. Le grabé esta siguiriya en la sala Cajasol hace dos o tres años. Impresionante.




Atrévete, gigante, levanta el alma,
que siempre acude el duende
cuando se llama.

La transmitió Juan Talega. Romualdo Molina dijo titánica. La clavó.

José Luis Tirado Fernández