El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

lunes, 31 de octubre de 2011

LAS HORCAS CAUDINAS


            El engendro erigido en la Encarnación -me gustaría decir obra faraónica, pero entre lo cursi y lo alejado de la realidad del caso no me cuadra-, por nuestro amadísimo ex alcalde Señor Sánchez, y que iba a tener un costo inicial de 50 millones llegó, por arte de birlibirloque, hasta los 126, además de la cesión durante cuarenta años (toda una vida te estaría mimando…) a la empresa Sacyr de su explotación. Más claro y abundante: la edificación, sus dependencias y los beneficios que produzca no pertenecen a los sevillanos, sino a una empresa. Además, y entre una más de las anécdotas surrealistas de este esperpento, la Delegación de Hacienda del Ayuntamiento, que tenía prevista su instalación en el edificio de la Gavidia, el cual debe ser derribado y vuelto a construir, se va a quedar en la Encarnación,  pagando 720.000 euros al año de alquiler… ¿adivinan ustedes a quién? ¡Bingo! a Sacyr. ¿Durante cuántos años, adivinemos de nuevo… cuarenta? Dentro de cuarenta años, el Señor Sánchez, usted y yo posiblemente estemos calvos. Yo personalmente, ya ando en ello. Piense y deduzca: ¿en qué estado va a entregar Sacyr las setas dentro de esos cuarenta años? Porque otra cuestión de calado es la calidad de los materiales con los que está construida la “cosa”. ¿La echarán abajo y edificarán otro engendro con la misma brillantez en su gestión?

Indignados
            Para sumarse a la fiesta, los indignados están volviendo a la carga. Ahora, según su propio comunicado, avisan.
“Además, según ha señalado el movimiento 15M en un comunicado las personas que han impulsado esta acción han explicado que "la plaza de 'las setas' de la Encarnación, donde estuvo la acampada y se celebran las asambleas de coordinación del 15M, es ahora mismo propiedad privada y de hecho la compañía propietaria la cierra al público a su antojo", por lo que han ocupado el antiguo mercado bajo el lema 'Si privatizan lo público, tomaremos lo privado'.”ABC digital 30-10-11
            Una toma pacífica, temporal y simbólica del mercado de la Encarnación. Y tan simbólica. Hasta donde Sacyr, su legítima propietaria durante cuarenta años les conceda, porque en cuanto llamen a la policía, el desalojo, entre protestas y gritos, pancartas y consignas, será efectivo. ¿Cuánto querrá Sacyr por irse y rescindir ese contrato ahora mismo? Lo que no tiene el Ayuntamiento en las arcas, ni tendrá durante mucho tiempo.
Las setas, los hongos, lo que sea.
            Yo he oído decir a gente que le gusta, y nunca he discutido el valor estético o innovador de la obra, doctores tiene la ciencia, pero para un sevillano criado en el rancio concepto de la belleza por el barroco de San Luis o el plateresco de la fachada noble del ayuntamiento, sirva como referencia, ir caminando por Laraña o venir por Imagen y encontrarse “eso” ahí, es chocante, por calificarlo de manera suave. No digo, sin embargo, que desmereciera en Sevilla Este, en uno de sus amplios espacios, rodeado de grandes avenidas y edificios más acordes a lo que representa. Pero recuerdo cómo era la Encarnación cuando yo era pequeño y la añoro mucho más allá de mis gustos personales, la fuente, el laurel, la redondez de su hechura, sus ovalados bancos, la estatua de Ceres…

            A mi se me antoja todo un antisímbolo ese arco que va de un lado a otro de la Encarnación, y que por cierto, en la precuaresma de este año fue señalado en la prensa morada como obstáculo a salvar por algunas hermandades de relevancia, aunque al final todo se quedó en el cambio de itinerario de una hermandad, que como siempre en nuestro mundillo, dejó constancia de la oposición que deberían ejercer nuestras corporaciones, entre otras, a las agresiones urbanísticas a nuestra ciudad y de la falta de huevos y descarado servilismo del Consejo y de algunas pacatas  juntas de gobierno. Y como ahora el que está es de otro partido, no hizo las setas  y además es cofrade, pues no habrá caso. Y volverán a pasar todas por donde siempre y como siempre.
            Y me parece también, cada vez que paso, por necesidades de traslado, peatonal o motorizado, bajo este arco de la ignominia, que debo bajar la cabeza como señal de sumisión al poder arbitrario,  impositivo y paranoide que constituyó el pueblo legítimamente con sus votos en las elecciones municipales en las que salió elegido Alcalde el señor Sánchez. Y allí seguirá, como mínimo durante cuarenta años, dando testimonio de la estulticia que imperó en Híspalis durante un periodo negro, como émula y aventajada hija menor de las horcas caudinas.

jueves, 27 de octubre de 2011

UN, DOS, TRES

            Siempre volvían. Los atardeceres de aquellas entrañables fechas, los niños, guardaban sus trompos, sus limas y sus pelotas, y una ancestral seducción los devolvía a la calle a esperarlos, porque sabían que seguro, seguro, volverían. Eran cómplices del frío, del viento, de las bufandas. Pasaban ligeros, no preguntaban, se colaban en los patios, en las escaleras y en las tabernas y  tarareaban lo de siempre, miraban hacia arriba y los niños pensaban que les dedicaban sus cánticos a los vecinos de los pisos superiores, pero no era así.
            Como una exhalación, se marchaban después de recoger las perras que, los más humildes les habían arrojado, buscando nuevos asientos donde ejercer su liturgia. Jamás se despedían; se iban como habían llegado: cantando. Tenue luz, desconchado y adoquín, marchaban a golpe de cántaro, tímpano inconfundible de su estilo secular, hasta detener su paso en otro sitio, donde, un, dos, tres, un nuevo repique de palillo imponía el tres por cuatro de su cadencia añeja. Y la campanilla.
Camisitas blancas de campanillero,
cintas de colores, estrella y sombrero,
y la voluntá
p´a comprarle al niño castañas asás.


            Los niños tomaban nota. Cada año, la estrella sobre el hombro, las cintas, la uniformidad, iba calando sus retinas y el estilo de su ciudad, de su barrio, iba dando forma a una  vieja aspiración del grupo: ser ellos mismos. Más adelante, dibujarían en el paisaje urbano la forma de ser honesta, singular, única, de aquella tradición heredada de sus mayores. Salir, cantar, juntar, encargar al latero las estrellas; este año quizá no sirvan, pero el que viene ya las tenemos. Seguían volviendo aquellos otros mayores, siempre volvían. Y los niños, aprendiendo, aguzaban el oído:
Yo sé que tienes rosquillas
y no me las quieres dar,

cuando pases por mi puerta

te tengo que apedrear,
se te caiga encima
la campana gorda de la catedral.
            En la plazuela, debajo del árbol, poco antes de salir, se entonaban unos breves compases que servían de ensayo, luego, a cantar. Al centro, a las casas, a los corrales; el invierno era fiel compañero, las lluvias, no ayudaban demasiado. A veces, resguardados bajo un zaguán, se seguía cantando, para recrearse unas veces, para matar el frío otras. Se volvía al barrio con los calcetines mojados y con dos o tres monedas dentro del cántaro; no se repartían, se guardaban para el siguiente día, que sería, sin duda, más provechoso. Triángulo, chinchín y armónica; a veces, una guitarra con dos cuerdas menos, otras, un rascador, las menos, una carrañaca.
            En algunos bares no dejaban entrar a los campanilleros porque molestaban a la clientela; eran mocosos, moradores de las casas de vecinos y los corrales, con los pantalones remendados en las rodillas y las culeras y a menudo atados a la cintura con una cuerda de cáñamo. Calzaban alpargatas o gastados zapatos y estaban mal peinados y churretosos. Y, claro, molestaban. En algunas casas con el zaguán de mármol, azulejos de Mensaque y fastuoso enrejado les soltaban el perro. Sería verdad que molestaban.
            ¡Cuánto daría esta ingrata ciudad que desdeña y olvida a sus hijos, por volver a engalanarse de sus coplas, de sus aires, de sus latidos! Volver a contemplar las rondas de sus campanillas, sus versos, sus plegarias… ¿Y la llaman leal? ¿Cómo va a ser ella misma sin su sello, sus risas, su humidad? ¿Y quién volverá a cantarle si no añora sus voces, sus pasos y su estrella sobre el hombro? Tiempo era tiempo. Lo que éste arrolla, termina por desaparecer. Ahora, tenedlo por seguro, nunca volverán.

domingo, 23 de octubre de 2011

LOS POETAS QUE ENVIDIO (IV)

Isidro y José Miguel Muñoz Alcón


Sobre la playa llueve -¡Aire!-
Y las nubes son grises -¡Anda!-
Y llueve y llueve.
Ceniza se ve el agua -¡Aire!-
Anillos sobre el agua -¡Anda!-
Y llueve y llueve. Y me serena.
Huellas de gaviotas
que hay en la arena.
--------------
¡Qué sola está Sevilla sin ella!
¡Qué sola! ¡Qué sola Sevilla sin ella!
¡Qué alta la torre sin ella! ¡Qué alta!
¡Qué alta va la torre sin ella!
¡Qué lejos se va el río sin ella!
La tarde se ha ido Tras de ella. Con ella me fuera.
¡Qué triste canta el ave cautivo! ¡Qué triste!
¡Qué triste el ave cautivo volando en un cielo cautivo!
Volando… Volando a golpes un cielo cautivo
¡Qué lejos se va el río sin ella!
Temblando en los dedos de un niño.
Limón amarillo.
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Córdoba. Córdoba a la vega del Guadalquivir
Por los minaretes se derrama Abril. Córdoba.
Córdoba Callada soñadora del Sur. Córdoba
Ojos negros, pelo negro y carmín. Córdoba.
Córdoba. Arcos de herradura por el olivar.
Por el agua quieta quien te soñará. Córdoba.
Córdoba. Callada soñadora del Sur. Córdoba.
Ojos negros, pelo negro y carmín. Córdoba.

JOSE MIGUEL MUÑOZ ALCÓN (ÉVORA)

Amor que vuelve ¡Ay, amor!
Cuando ya la herida cicatrizaba
Cuando ya tu nombre casi olvidaba
Desde siempre ¿Quién te llama?
Desde siempre ¡Ay amor!
Amor callado ¡Ay, amor!
Se tragó la playa la noche oscura
mientras que los peces muerden la Luna
Desde siempre ¿Quién te llama?
Desde siempre ¡Ay amor!
Amor ausente ¡Ay, amor!
Niños que apedrean tu cristalera
Se llenó tu pozo de hojas de estrellas
Desde siempre ¿Quién te llama?
Desde siempre ¡Ay amor!
Amor cansado ¡Ay, amor!
Duérmete tendido en el horizonte
Geografiando sobre los montes
Desde siempre ¿Quién te llama?
Desde siempre ¡Ay amor!
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Salió la musa y bajó
Vestía de blanca blusa. La noche…
Esa noche, la del camino
cuando los pinos verdes se apagan
a la vera de la candela
sobre la arena y bajo la manta
Se escucha cantar con esa guitarra
que va calando en la madrugá.
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Me via hacer unos zapatitos
del ala de mi sombrero
mu finos y mu flamenquitos
que es mu flamenco mi zapatero
Que resuenen mis pasitos
que es mu flamenco mi zapatero
No lo he visto más bonitos
Que mis zapatitos nuevos
¡Ay, que flamenco! mi zapatero.
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Las madres cantaban la nana durmiendo a sus niños
con uvas y peces ¡Quien tuvo cariño!
El tiempo y las hojas. Las hojas del tiempo. El tiempo.
La niña compraba en la esquina café y achicoria
y un niño queriendo que fuera su novia
El tiempo y las hojas Las hojas del tiempo. El tiempo.
Belmonte el de la calle Feria deja la quincalla
y el toro del río lo espera en Tablada
El tiempo y las hojas. Las hojas del tiempo. El tiempo.
De seda con la primavera por las azoteas
ella se peinaba sus trenzas morenas.
El tiempo y las hojas. Las hojas del tiempo. El tiempo.
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La orilla está descalza, sin una ola.
Juegan marineritos a la pelota.
Saltó en pedazos el sol de la marea de un pelotazo.
Le hace cosquilla al viento su molinillo
el aro de un cedazo vuela un chiquillo.
Se cruza el mapa los cinco continentes con cinco brazas.
Con el aire que trae quién lo diría
Que ese barquito viene con avería
Quien se ha dejao el viento de las aguas pintorreao.
rederos de las sombras la playa cosen
con agujas de estrellas del sur al norte
Ya clareando La playa por levante deshilvanando.
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A la luna del cielo,

los astronautas,

a la luna del río,

yo con mi barca,

yo con mi barca,

a la luna del río,

yo con mi barca.

Mi pensamiento,

adelante a las naves corriendo.

porque el universo,

cabe en el hueco de mi pensamiento.

Manolo Sanlúcar con su hermano Isidro


Que tu calle ya no es tu calle
Que es la calle de los cuchillos ¡Anda jaleo!
Ya tú sabes por qué lo digo ¡Anda jaleo!
Que es la calle de los cuchillos, de los cuchillos
Que tu calle -niña- ya no es tu calle. La calle de los cuchillos.
Con la Luna me hace una cuna
Pa mi niño mi carpintero ¡Ea la ea!
Martillitos de caramelo ¡Ea la ea!
Y a la Luna de los cuchillos, de los cuchillos
Que la Luna -niña- ya no es la Luna. La Luna de los cuchillos.
Si volaran mis soledades
Como vuelan las mariposas ¡Cariño mío!
A tu pecho, jardín de rosas ¡Cariño mío!
Soledades de los cuchillos, de los cuchillos
Que tu calle -niña- ya no es tu calle. La calle de los cuchillos.
Ella guarda en su secretero
Secretitos, tinta y tintero ¡Primito hermano!
Y lecciones de anatomía del cuerpo humano
Secretero, tinta y tintero pluma y cuchillos
Que tu calle -niña- ya no es tu calle. La calle de los cuchillos.
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¡Mira que tono más raro, primo! ¡Y qué flamenquito!
¡Qué flamenco es! Andaba por Santa Cruz y en el aire lo encontré
¡Qué flamenco es! Los trastes de mi guitarra huelen a menta y clavel
Caballos blancos como jazmines recorren el cielo abierto de mi Sevilla
Mira que tono más raro, primo ¡A ver si lo pillas!
¡Mira que trato más bueno, primo! ¡Y qué flamenquito!
¡Qué flamenco es! Cambié un jaca castaña por un reló de pared
¡Qué flamenco es! Mirando pa las manillas me dan las dos y las tres
Caballos blancos como jazmines recorren el cielo abierto de mi Sevilla
Mira que tono más raro, primo ¡A ver si lo pillas!
¡Cómo me hiere cantando, primo! ¡Y qué duquelitas!
¡Qué duquelas da! ¡Cómo se duele y se queja un tercio por soleá!
¡Qué duquelas da! Metales tiene la noche metales la oscuridad
Caballos blancos como jazmines recorren el cielo abierto de mi Sevilla
Mira que tono más raro, primo ¡A ver si lo pillas!
Vente a la cuarti que traigo prima ¡Ay farruquita!
¡Farruquita, ven! El aire que a ti te lleva ¡Que me lleve a mí también!
¡Farruquita, ven! O tú te vienes a Sanlúcar o yo me voy pa Jerez
Caballos blancos como jazmines recorren el cielo abierto de mi Sevilla
Mira que tono más raro, primo ¡A ver si lo pillas!

jueves, 13 de octubre de 2011

TRIBUTO AL NIÑO MIGUEL


Con una guitarra de palosanto
vela pone al mástil el marinero
por la escalerilla que al clavijero
corona furias que entrega al espanto.

No atiende a este mundo, ni a su quebranto,
puente de los sueños como asidero;
amarga falseta, negro sendero
refleja el espejo que llora tanto.

Ni son las reliquias de tus bordones
ni los escenarios, ni tu desvarío,
que los olvidos de tus ilusiones

fueron tirando tu luces al rio.
Si al tomate abrazas y nombre pones
Miguel es el nombre de tu señorío.


            En una entrada anterior de este blog sobre Esperanza Fernández, José María hacía el siguiente comentario:
            “Aunque en mi caso, lo tengo muy claro y creo que lo he dicho alguna que otra vez, en el flamenco me gusta casi to, pero me toca lo fibra unos mas que otros, ademas de gente de renombre, gente que canta pa sacarse unos durillos entre veladores, osea que fijate.”
                Viene al pelo en el caso de este tocaor al que la vida ha llevado a buscarse la vida entre los veladores. Ay!, si supieran aquellos que le escuchan sentados en las mesas de quién se trata…

lunes, 10 de octubre de 2011

LOS POETAS QUE ENVIDIO (III)

Rubén Darío


A Goya

Poderoso visionario,
raro ingenio temerario,
por ti enciendo mi incensario.

Por ti, cuya gran paleta,
caprichosa, brusca, inquieta,
debe amar todo poeta;


por tus lóbregas visiones,
tus blancas irradiaciones,
tus negros y bermellones;

por tus colores dantescos,
por tus majos pintorescos,
y las glorias de tus frescos.

Porque entra en tu gran tesoro
el diestro que mata al toro,
la niña de rizos de oro,

Tauromaquia nº 33. La desgraciada muerte de Pepe Hillo en la plaza de Madrid. Aguafuerte y aguatinta. 1814-16.

y con el bravo torero,
el infante, el caballero,
la mantilla y el pandero.

Tu loca mano dibuja
la silueta de la bruja
que en la sombra se arrebuja,

y aprende una abracadabra
del diablo patas de cabra
que hace una mueca macabra.



Musa soberbia y confusa,
ángel, espectro, medusa.
Tal aparece tu musa.

Tu pincel asombra, hechiza,
ya en sus claros electriza,
ya en sus sombras sinfoniza;

con las manolas amables,
los reyes, los miserables,
o los cristos lamentables.

En tu claroscuro brilla
la luz muerta y amarilla
de la horrenda pesadilla,

o hace encender tu pincel
los rojos labios de miel
o la sangre del clavel.

Tienen ojos asesinos
en sus semblantes divinos
tus ángeles femeninos.

Tu caprichosa alegría
mezclaba la luz del día
con la noche oscura y fría:

Así es de ver y admirar
tu misteriosa y sin par
pintura crepuscular.

De lo que da testimonio:
por tus frescos, San Antonio;
por tus brujas, el demonio.


domingo, 9 de octubre de 2011

LUNA FABIOLA

            Nacida en Goteborg (Suecia), Luna Fabiola habita entre nosotros desde 1999, fecha en que se quedó a vivir en Serva, pues algunos años anduvo entre Suecia y España. Felicitémonos.  Yo la he visto bailar en uno de los ciclos que organizan las Peñas Flamencas y les aseguro que merece la pena. Baila desde los cinco años, aunque la atrapó el flamenco a la edad de doce, y ya en 1998 participó en su tierra en un espectáculo llamado “Aire Flamenco” en la Bienal de Danza y Teatro de Goteborg. Dicen quienes afinan en esto del baile que es dechado de la elegancia, y que la expresión creativa es una de sus virtudes. A mí me lo pareció. Pueden verla en este video.

            Además de dedicarse al baile, ejerce como profesora y está especializada en la enseñanza a alumnos extranjeros, que, según ellos mismos, es toda una pedagoga de primera línea. Cómo no, a ella tampoco la enseñaron unos cualquieras. Entre sus maestros constan José, Israel y Pastora Galván, Manolo Marín, Milagros Mengibar, Javier Latorre, Carmen Ledesma, Mario Maya, etc.…
            Citar aquí su biografía completa sería un poco largo para una entrada de este tipo, sólo citar que ha trabajado en tablaos como “Las Brujas”, “La Casa de la Memoria” y el “Café Cantante Sol”. Ha participado en varios Ciclos Flamencos incluyendo “Miércoles a Compás y el ciclo flamenco de la Sala Malandar, y que colaboró con Esperanza Fernández en “Evocación”, en el Lope de Vega y como uno de los eventos de la Bienal de Flamenco de Sevilla de 2004.


La luna es quien te bautiza,
y de ella tomas el sello,
las ondas de tu cabello
y el esplendor que te hechiza;
en flamenco se cotiza
el sol del temperamento,
pero tú marcas tu acento
con el compás de la luna,
pues te señaló tu cuna
flamenca de nacimiento.