El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

martes, 27 de septiembre de 2011

LOS POETAS QUE ENVIDIO (II)

BOB DYLAN



 BLOWING IN THE WIND

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre
 antes de que le consideréis un hombre?
 Sí, y ¿cuántos mares debe surcar una paloma blanca
 antes de que pueda dormir en la arena?
 Sí, y ¿cuántas veces deben volar las balas del cañón
 antes de que sean prohibidas para siempre?
 La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento,
 la respuesta está soplando en el viento.

 ¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
 antes de que pueda ver el cielo?
Sí, y ¿cuántos oídos debe tener un hombre
antes de que pueda oír llorar a la gente?
 Sí, y ¿cuántas muertes serán necesarias
 hasta que comprenda que ha muerto demasiada gente?
 La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento,
 la respuesta está soplando en el viento.

¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de que sea  arrastrada hasta el mar?
Sí y ¿Cuántos años pueden vivir algunas personas
 antes de que les permitan ser libres?
 Sí y ¿cuántas veces puede un hombre volver el rostro
 fingiendo que simplemente no ve?
 La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento,
 la respuesta está soplando en el viento.


lunes, 26 de septiembre de 2011

LAS FOTOS DE JOSÉ LUIS GALVÁN (II)


La gracia de los poetas

No la tienen los que escriben,
 los que riman, los que expresan,
 la tienen los que con arte
 en sus obras las concretan.
 No se preocupan de cuándo,
 ni de cómo ni de dónde,
 sino de encontrar la cueva
 en que la gracia se esconde
para sacarla hacia fuera.


El detalle es su hermosura
y en cualquier rincón la encuentran,
no caminan por el aire,
se arriesgan por amplias sendas,
por caminos de locura
y por rutas de belleza.


Y a quien de letras presume
 o de rimas se alimenta
le descubren con sus obras
que no sólo la tormenta
es portadora de rayos,
sino también de promesas,
que la luz que le prosigue
finalmente se presenta.

Ven con los ojos del alma,
que dicen que los poetas
sólo ven desde sus versos,
son ciegos en su tristeza.
Ellos, con ojos de niño,
arrancan toda la esencia
a las obras de los hombres
y de la naturaleza.

Vienen a estrenar matices,

y a completar la paleta;
encuentran la poesía
en ocultas madrigueras.
Van a descubrir el mundo,
no a descubrirle su pena,
sino a sacarle colores
a las flores y a la tierra.


Perfuman con ilusiones
felicidades y fiestas,
y al llanto le ponen coto
con su risa y sus quimeras.
Nos procuran la alegría,
plantando la primavera;
y allí donde la luz falta,
sol, para que la sostenga.

viernes, 23 de septiembre de 2011

CHARLOT, POETA Y GITANO Segunda parte


LUCES DE LA CIUDAD 1931

            Para mí, esta es una película especial. Y mi favorita, por diversas razones; Chaplin toca fibra muchas veces a lo largo del film, y a veces me he revolcado de risa en otras escenas; es por tanto, modelo de lo que en la primera entrada referente al gran vagabundo dije sobre su entrega de sensaciones, risa, llanto, dolor, ternura.
            Dos escenas trepidantes al principio, la inauguración del monumento y la del escaparate, la tercera, ternura… el encuentro con la vendedora de flores:


            La música que suena y el tema principal de la película se trata de “La violetera”, compuesta por José Padilla, autor también de “El relicario”. Curiosamente, Chaplin no citó su autoría, por lo que Padilla interpuso un pleito que ganó. La canción fue popularizada por Raquel Meller en los años 30.

Raquel Meller

             El nudo es otra de las genialidades de Chaplin. Un borracho al que salva de morir cuando intenta quitarse la vida ahogándose en el río le lleva a su casa y le da calor de amigo. Lo malo es que cuando despierta no le reconoce. Luego, tropieza con él en una nueva borrachera y vuelve a invitarle. Fresco, vuelve a ignorarle. Cuando está borracho, le adora. Luego de un episodio complicado, Charlot acaba encarcelado no sin antes haberle proporcionado a la chica dinero suficiente para operarse y recuperar la vista. Cuando sale de prisión, va al sitio donde conoció a la florista, pero no la encuentra. Unos chicos que suelen hacerle burla en la calle le irritan. Vuelve la cara hacia un escaparate y allí está ella. Quizá la mejor escena del film.
            El final es abierto. Ella le reconoce por el tacto de su mano cuando le entrega una rosa y después le obliga a aceptar una limosna. “¿Tú?” El vagabundo afirma con la cabeza… “¿Puedes ver?”  “Si, ahora puedo ver”, dice ella,  mientras un fader cierra con una sonrisa de Charlot. No se la pierdan:

TIEMPOS MODERNOS 1936
            Escogió para esta película a Paulette Goddard, quien posteriormente se convertiría en su esposa. Dicen que a Chaplin le gustaban las mujeres muy jóvenes por una obsesión que tenía con la sífilis, enfermedad que temía y abominaba quizá porque la padeció su madre; por tanto, las mujeres que no hubieran tenido mucho contacto sexual, serían menos proclives a padecerla, y por tanto, a contagiársela. Puede tratarse de una leyenda.


Charles Chaplin y Paulette Goddard
            Ambientada en el entorno de tristeza y depresión que trajo el crack del 29, del que algunos países no se recuperaron hasta mediados de los treinta, es una mezcla de cine mudo y sonoro, ya que Chaplin incluyó algunos sonidos como voces, música y el sonido infernal de las máquinas. Al final, interpreta una canción, en la que puede escucharse la voz de Chaplin,  que es una versión de “Je cherche après Titine” de Léo Daniderff, a la que le monta una letra, batiburrillo de francés, italiano y algo de inglés, pero sin ningún sentido prosaico, que fue conocida por “Charabia”. En este video pueden escuchar (y ver) a Charles Chaplin y otra de sus genialidades.

 LA GRAN CAZA DE BRUJAS
            El macartismo veía sospechas de ideas subversivas en cada manifestación de arte que, como en el caso de Chaplin era transgresora y que se identificaba con ideas de justicia, democracia y honestidad, tildándolas de comunistas y cercanas al régimen de la Unión soviética. Y resulta que Charlie ejercía su actividad en Estados Unidos, y además se relacionaba con Picasso, Mahatma Gandhi, Winston Churchill, Albert Einstein… por lo que tuvo que abandonar ese país en varias ocasiones, hasta que, agobiado, se estableció en Vevey, Suiza, donde vivió y murió el día de Navidad de  1977.

EL GRAN DICTADOR 1940
            Tuve ocasión de verla de estreno; y digo bien, porque a pesar de no haber nacido cuando se estrenó oficialmente, en España no pudo verse hasta 1976. Es una parodia cómica, claro, pero que tiene profundidad suficiente como para haberse convertido en el tótem de los demócratas de un tiempo definido por la imposición de las ideas por la razón de la fuerza. De unas ideas demenciales, donde unos hombres serían superiores a otros según la familia, la religión o el país donde hubieran nacido, y la aniquilación de aquellos que no cumplieran con los requisitos; la historia es muy conocida. Charlot, en su rebeldía y su lucha por la igualdad entre los seres humanos, nos hace un descarnado manifiesto en contra de esas injusticias, de las que por su carácter, era enemigo. Un barbero judío, es confundido por su parecido físico con el dictador, y usurpa sin querer, su puesto. Las escenas, en su mayoría son memorables; me quedo con la “danza húngara” y ese especial afeitado.
            La vi junto a unos amigos en el cine Llorens- qué sitio…-; nos conmovió el discurso final. La gente, a 36 años vista, se levantaba de los asientos y aplaudía hasta que acababa. Salíamos del cine profundamente emocionados:

"El reino de Dios está dentro del hombre, no de un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres..."

GITANO

            Considero a Chaplin un hombre honrado, fiel a su pensamiento, generoso, consecuente y transmisor de sensaciones, y eso sólo se puede dar en un genio, posiblemente, y a pesar de lo que otros afirmen, el único que ha dado el séptimo arte, y no lo digo yo, que lo decía George Bernard Shaw.
            Pero hay un trasfondo muy particular en la vida de Chaplin,  ya muy divulgado y conocido. Sus padres eran gitanos; su madre, cantante de cabaret y su padre, actor, pero ¿cómo se averiguó dicha ascendencia? Sus biógrafos nunca encontraron el certificado de nacimiento, ¿porqué?
            En 1971, seis años antes de su muerte, recibió una carta; la firmaba Jack Hill, que aseguraba que conocía el auténtico origen de "Charlot" gracias a su tía, una reina gitana. Decía: “si quieres saberlo, naciste en una caravana. Era una buena; pertenecía a la reina gitana que era mi tía. Naciste en el Black Patch (mancha negra) de Smethwick (localidad a las afueras de Birmingham)". Esa carta permaneció hasta 1991 en un cajón en el que Chaplin la guardaba. Una hija suya mandó a un cerrajero abrir un  viejo mueble y la encontró.
            Observen el compás que tiene Charlot en el anterior video de la “Charabia”. Dicen que los gitanos nacen con el compás en el alma, desde pequeños lo demuestran.
            Lo cierto es que, por suerte para la humanidad, Chaplin, naciera en Londres, en Birmingham o en Triana, es un regalo para sus semejantes, alguien a quien Dios puso en nuestro camino para hacerlo más llevadero. Mi admiración, homenaje y eterno agradecimiento a su persona.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LOS POETAS QUE ENVIDIO (I)



BAUDELAIRE


El reloj

Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankín advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.

El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: «Voy a decírselo.» Pocos instantes después presentose de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole, como suele decirse, a lo blanco de los ojos, afirmó, sin titubear: «Todavía no son las doce en punto.» Y así era en verdad.

Yo, si me inclino hacia la hermosa felina, la bien nombrada, que es a un tiempo mismo honor de su sexo, orgullo de mi corazón y perfume de mi espíritu, ya sea de noche, ya de día, en luz o en sombra opaca, en el fondo de sus ojos adorables veo siempre con claridad la hora, siempre la misma, una hora vasta, solemne, grande como el espacio, sin división de minutos ni segundos, una hora inmóvil que no está marcada en los relojes, y es, sin embargo, leve como un suspiro, rápida como una ojeada.

Si algún importuno viniera a molestarme mientras la mirada mía reposa en tan deliciosa esfera; si algún genio malo e intolerante, si algún Demonio del contratiempo viniese a decirme: « ¿Qué miras con tal cuidado? ¿Qué buscas en los ojos de esa criatura? ¿Ves en ellos la hora, mortal pródigo y holgazán?» Yo, sin vacilar, contestaría: «Sí; veo en ellos la hora. ¡Es la Eternidad!»

¿Verdad, señora, que éste es un madrigal ciertamente meritorio y tan enfático como vos misma? Por de contado, tanto placer tuve en bordar esta galantería presuntuosa, que nada, en cambio, he de pediros.


martes, 20 de septiembre de 2011

CHARLOT, POETA Y GITANO Primera parte

         Charlot en principio, era un mimo, nada más. El mejor de todos los tiempos; eso le llevó a la farándula, al teatro, al cine. Eso, y su genialidad, como artista y como ser humano. No fue un adelantado de su tiempo, ni se retrasó a su avance, nació y trabajó en su momento, cuando le correspondía hacerlo. A pesar de negarse en principio a aceptar el cine sonoro y discutir su validez artística, utilizó sus medios para incorporarlos, aunque sin hablar, en “Luces de la ciudad”, añadiendo efectos y músicas, y también en “Tiempos modernos”, en la que incluso canta una canción en su final. Luego vendrían, sí, las sonoras: "El gran dictador", "Candilejas", de la que algunos afirman podría ser la mejor película de la historia del cine, y algunas otras en las que demostró que también podía abandonar el estilo y adaptarse.

CHARLOT COMO YO LO SIENTO
         Esta entrada no es una biografía de Chaplin, existen muchas y muy buenas, esto es una visión particular de su mundo a través de mis ojos, y mis oídos, ya que también tiene este genio del cine sus sonidos propios.
         Su “tipo”, como también se llama en carnaval, lo diseñó en 1914, para una película que no dirigía, y en la que trabajaba como actor, para lo cual escogió un pantalón anchísimo, un chalequillo apretado, zapatos grandes y con las suelas gastadas, un bastón y el clásico bombín, con el que le identificamos universalmente y con el que seguiría vistiéndose en sus interpretaciones, excepto en contadísimas ocasiones.
         Hablaré de las películas que me han causado más estremecimiento, ya que todas me han emocionado en la risa y en el dolor, los sentimientos y la ternura, que también transmitía Chaplin en sus cintas. Hablaré del Chaplin humano y de su cercanía con nosotros, y del Chaplin poeta y gitano.

EL CHICO 1921
         La escena que más me marcó fue en la que el chico, desde la furgoneta que se lo lleva cuando se lo quitan a Charlie, tiende los brazos llorando e implorando que le dejen con su “padre”, el cristalero vagabundo. Luego se dirige a Dios, y éste parece hacerle caso, según lo que sucede a continuación.  Pueden verla en este video, en el minuto 2:11.

            En tono humorístico hay muchas, claro, como en todas sus películas, en esta sobresalen aquella en la que el policía sorprende al chico después de partir unos cristales que –mira por dónde- arreglará su padre que casualmente pasaba por allí…
            O el sueño de Charlie en el que toda la calle se puebla de ángeles de emplumadísimas alas… o en la que inmoviliza al chico durante una pelea con el hermano del “feo” para que no le haga daño, ante la promesa de devolverle los golpes.
            Una muy emotiva cuando la madre va al juzgado a recoger al chico, y enternecedoras, las lágrimas que surcan las caras de ambos. (Curiosamente dentro de los edificios no hace viento, pero en este sí, las plumas del sombrero de la señora así lo demuestran. Puede ser una técnica de Chaplin, posiblemente en busca del movimiento) Y otra, inadvertida y fugaz, pero llena de amor y sentimiento… la oración que antes de comerse unas tortitas rezan el chico y el vagabundo en su acogedora morada.       

LA QUIMERA DEL ORO 1925
         En esta película, los momentos de ternura y desengaño se definen en la burla que le hace Georgia al fingir interés por él, dejándolo finalmente plantado en la cabaña con la cena preparada. Memorable la escena del sueño de Chaplin en el que interpreta el baile de los panecitos.

         Histórica y eminente la escena en la que Chaplin se come una bota y chupa los clavos como si fueran huesos, otra en la que se come una vela, sazonándola con un arte fuera de lo común, o aquella otra en la que Mac Kay, el gigante, lo mira, a través de los ojos del hambre, convertido en gallina, e intenta matarlo para comérselo. O la de la casa que está a punto de caer por el precipicio… ¡No te muevas, no respires!

LA POESÍA EN LA OBRA DE CHAPLIN
         ”Charles S. Chaplin: su arte y su poesía” es un libro del costarricense Rodolfo Rodríguez Blanco, en el que hace un amplio recorrido por su vida, su obra, sus películas, y en el que no deja atrás su capacidad poética y deslumbradora. Hace también un especial hincapié en la necesidad de la risa, un atributo del ser humano y del cual carecen los animales aunque algunos emitan sonidos parecidos a la risa humana (hienas, cacatúas, etc.…) y que le distingue del resto de los seres que habitan este mundo. Después de un extenso recorrido alrededor de esta cualidad humana hace una cita de un antiguo proverbio escocés, que por su calidad, cito:
La risa cuesta menos que la electricidad y sin embargo, da más luz.

Este es un poema de Charles Chaplin:

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...
Por eso, canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida...
...antes que el telón baje
y la obra termine sin aplausos.
¡Hey, hey, sonríe!
más no te escondas detrás
de esa sonrisa...
Muestra aquello que eres, sin miedo.
Existen personas que sueñan
con tu sonrisa,  así como yo.
¡Vive! ¡Intenta!
La vida no pasa de una tentativa.
¡Ama!
Ama por encima de todo,
ama a todo y a todos.
No cierres los ojos a la suciedad del mundo,
no ignores el hambre!
Olvida la bomba,
pero antes haz algo para combatirla,
aunque no te sientas capaz.
¡Busca!
Busca lo que hay de bueno en todo y todos.
No hagas de los defectos una distancia,
y si, una aproximación.
¡Acepta!
La vida, las personas,
haz de ellas tu razón de vivir.
¡Entiende!
Entiende a las personas que piensan diferente a ti,
no las repruebes.
¡Eh! Mira...
Mira a tu espalda, cuantos amigos...
¿Ya hiciste a alguien feliz hoy?
¿O hiciste sufrir a alguien con tu egoísmo?
¡Eh! No corras...
¿Para qué tanta prisa?
Corre apenas dentro tuyo.
¡Sueña!
Pero no perjudiques a nadie y
no transformes tu sueño en fuga.
¡Cree! ¡Espera!
Siempre habrá una salida,
siempre brillará una estrella.
¡Llora! ¡Lucha!
Haz aquello que te gusta,
siente lo que hay dentro de ti.
Oye...
Escucha lo que las otras personas
tienen que decir,
es importante.
Sube...
Haz de los obstáculos escalones
para aquello que quieres alcanzar.
Mas no te olvides de aquellos
que no consiguieron subir
en la escalera de la vida.
¡Descubre!
Descubre aquello que es bueno dentro tuyo.
Procura por encima de todo ser gente,
yo también voy a intentar.
¡Hey! Tú...
ahora ve en paz.
Yo preciso decirte que... TE ADORO,
simplemente porque existes.

Charles Chaplin

viernes, 16 de septiembre de 2011

LETRAS DE FLAMENCO II


Juan Talega

Cantes por siguiriya

La Virgen de los Dolores
toitos los viernes
cuando le pones flores
se compadece.

Lo que yo te quiero
al alba se lo cuento
me voy al puente
también le cuento al agua
tós mis pensamientos.

No le pido a la fortuna
sino tu presencia
besos le tiro a la luna
pa´ convencerla.

Ven a mi patio, brilla,
primavera hermosa,
florece la gitanilla
galana y hermosa.

El árbol del paraíso
no batió nunca sus ramas
como tú mueves los brazos
y tu cintura, gitana.



Monumento al Niño Ricardo


domingo, 11 de septiembre de 2011

Aquella noche en casa de Adelita


El Teatro San Fernando
            Cuando mi abuela me llevaba de paseo al centro, era habitual y casi costumbre, hacerlo por la acera derecha de la calle Tetuán, en dirección a la Plaza Nueva. Pasados el estanco y la farmacia, que creo que ya estaban allí cuando vino Julio César, atravesábamos la acera de Muñoz Olivé y a continuación venían las carteleras del teatro. Se alternaban las funciones de teatro con sesiones de cine, y siempre estaba cubierto de grandes lienzos pintados con los motivos del espectáculo que en ese momento se estaba representando. Tenía un amplio recibidor muy alto de techumbre de elaboradísimos yesos y molduras, y adornado con cuadros, muy iluminado y amueblado en sus testeros de butacas y sofás para hacer más grata la espera de los espectadores. Y un piano, al que todos los niños que entrabamos en aquel hall, irremediablemente, nos íbamos directos, aporreando con los dedos sus teclas, esperando que surgiera de allí el sonido mágico de sus notas. Lo que salía era un bofetón y una regañina… ¡niño…! ¿Sería en aquel piano donde Adelita se enamoró del arte de la música? Porque había nacido, curiosamente, en un camerino de aquel teatro, en el que creció. Ella, en tono saleroso, dice: “Me crié como el fantasma de la ópera, entre bastidores, jugaba en el escenario, así nació mi vocación”.

El teatro San Fernando en plena demolición. Un atentado a la cultura y al pueblo sevillano
Aquel rótulo en añil
            Comenzó estudios de baile con el maestro Pericet, que daba sus clases en la casa de los artistas, y que los que tenemos cierta edad recordamos por su rótulo, y luego inició sus estudios musicales en el conservatorio superior de Sevilla, comenzando a dar clases con doce años. A lo largo de su vida, al final de la entrada veremos una exhaustiva lista de las más afamadas artistas a las que ha enseñado, ha dado clases a la inmensa mayoría de los artistas que han triunfado en flamenco o en la copla, algo tiene el agua cuando la bendicen. Lo extraño es que un artista consagrado en estos géneros no haya estado en su academia.

LA CASA DE LOS ARTISTAS
            En el flamenco, sus aportaciones han sido fundamentales para la danza, ejemplo de Cristina Hoyos, quien mantiene una viva relación de amistad y cariño con ella. Sus opiniones en materia de arte, y que leí en una entrevista de Mario Niebla del Toro, impagables:
                “Se puede ser artista aunque no se cante muy bien y se puede cantar muy bien y no ser artista. El artista hay que llevarlo dentro, sentirlo y estar enamorada del arte. Hay muchos que cantan muy  bien y no son artistas, aunque se pongan en un escenario. Hay otras que cantan menos y son artistas. Esa es la diferencia, para mí. Es mi opinión particular, sin molestar a nadie.”  Hasta opinando enseña.

Adelita con Rocio Jurado
Aquella noche
            Un matrimonio amigo, componentes de una asociación en la que fui invitado a hacer una conferencia, se empeñaron en que mi mujer y yo fuéramos a casa de Adelita un viernes por la noche, prometiéndonos una agradable velada. No lo sabían ellos bien; me refiero a cómo se nos colmó el gusto. Llegamos. Nos recibió un atento admirador de la pianista, uno de tantos como se congregan en su casa para disfrutar de su arte y de los que allí se dan cita. Lo comparten todo, cada uno hace una aportación gastronómica o lleva un botellita, buen vino, buenas viandas, buena gente.
            Hay muchos asientos; los sitios cercanos al piano donde Adelita se entrega están siempre ocupados, por lo que la gente suele presentarse pronto y coger su puesto. No fue nuestro caso. Se sienta frente al espejo, el gran espejo testigo de tantos momentos de gloria, un cenicero en un extremo del teclado, sobre las mismas teclas, quiero decir; un vaso en el otro. Y sus manos. ¡Cómo recorren esos dedos aquella superficie en blanco y negro! Las paredes están llenas de cuadros de los artistas que han pasado por aquel salón, pequeño según mi criterio, para tan gran celebridad. Alrededor de las paredes, bancos, sillas, sillones, en fin, muchos asientos para tal cantidad de asistentes. Y aquella cerámica trianera enmarcada en forja pidiendo silencio, tanta gente, el agobio del calor, pero los sentimientos lo justificaban todo, absolutamente todo.
            Los artistas, debo decir que allí son más del noventa por ciento de la concurrencia, se van sucediendo en la interpretación. Uno va, otro viene. Se acercan al piano, le dicen lo que van a cantar, y ella asiente con la cabeza. No hace falta nada más; sale tocando y le da la salida con un gesto a quien le toca. Había verdaderos artistas, magníficos trovadores, voces excelentes, niñas que actualmente tiene en periodo de aprendizaje y que bien hubieran pasado por profesionales. También frecuentan su casa poetas y rapsodas. Los versos del “Gitano de Oro” hacen las delicias de los congregantes,  y a veces solicitan sus rimas para acompañar algún cante. Ella parece no cansarse nunca, va acompañando a uno, a otro, a diez, a veinte, a cincuenta, sin moverse del piano. Cuando uno acaba su copla, recibe aplausos y hasta ovaciones, y cuando gusta especialmente, le corean: ¡artista, artista!
            La señora que nos acompañaba, se dirigía frecuentemente a ella, le hablaba y señalaba hacia mí; le decía que yo canto muy bien, que me llamara al piano a cantar, pero iba dándole largas dada la abundancia de amigos que querían que los acompañara; siempre es un privilegio que Adelita Domingo te toque el piano al cante. Yo, cada vez que la señora le insistía, daba grandes sorbos de un magnífico Rioja que me habían ofrecido, viendo lo que se me venía encima. Al fin atendió sus ruegos y miró hacia mí, me hicieron entre ambas una señal para que me acercara. Y le eché valor.
            Ella
            Es Tauro, como yo, tiene los ojos grises y profundos y duelen cuando te miran, a mí me dolieron.  Al estar junto a ella, se siente algo especial, como si unos extraños magnetismos volvieran loca la brújula de la razón. ¿Será por eso por lo que transmite el arte? No se inmuta, es apacible y no contradice nunca. Se le nota que sabe.
            ¿Qué vas a cantar, niño? Me decidí por el romance de Juan de Osuna, de Caracol, que tenía fresco en aquel momento. Le dije mi tono y enseguida salió tocando; yo no acababa de acomodarme a sus genialidades. Nunca miró el teclado, me miraba a mí. Aflamencó el piano hasta  suavemente, llevarme de la mano y salir de mi miedo, me atreví; después de soltar el “A mí me duele” lo demás surgió sólo.

            Cuando pasó un rato y yo me había relajado y me dedicaba más a solazarme con el talento de los muchos que allí había, me avisaron, haciéndome notar que Adelita me estaba llamando. ¡Niño, tú otra vez! Yo no llegué hasta el piano andando, creo que levitaba o que entre todos me llevaban en volandas. Le hablé con dificultad, me costaba trabajo respirar, aunque pude reponerme: La Salvaora. “Qué razón tenía la pena traidora” y todo el mundo mirándome. Una gitana se levantó de su silla y comenzó a bailar delante de mí, yo decidí ignorar en lo posible aquella danza que podía desconcentrarme de mi cante, aunque por otra parte, por cortesía,  no podía dejar de mirarla, incluso dirigirle la copla. Sacó un pañuelo, me lo pasó por detrás del cuello al uso caracolero y yo creí morirme, porque de baile estoy cortito con sifón, pero pude salir de  aquello con honra y con dos besos a la gitana y otros dos a Adelita, salí del paso. Entonces la gente se levantó y empezaron a vitorearnos a los tres: ¡Artistas, artistas, artistas! No cambio aquella noche por las de mayor encanto que haya vivido en mi vida, ni a Adelita por ningún artista, en lo personal y en lo humano.

ADELITA DOMINGO Y SU PIANO

            En Navidad, Cuando salimos con el coro de campanilleros a hacer ronda por el centro, nos la encontramos, acompañada casi siempre por varias de sus muchísimas amigas, de las que puede hacer galardón. Cuando la veo, siento inclinación a doblar la rodilla para reverenciarla, y como llevo la guitarra en la mano, arrojarla lejos, pues en su presencia, me siento tan pequeño artísticamente, como un grano de anís. Ojalá siga viniendo muchos años y yo vuelva a visitar ese templo del arte en que ha convertido su pequeña casa de la Alameda.
Hay un alma pinturera
que respira en tu teclado;
si por amor has legado
al arte tu vida entera
seguro que en primavera
se atraviesa en tu camino
la “Rosa de Capuchinos”
y unos “Ojos verdes, verdes”,
que saben por qué te pierdes:
por sostener tu destino.
Si has cultivado la rosa
para dársela a Sevilla
que no te aparten la silla,
pues tienes la venturosa
belleza de una amistosa
actitud ante la vida,
y le buscas la medida
a “Tatuaje” y a “Amigo”
porque siempre van contigo
tus óles de bienvenida.

Merche Esmeralda, Matilde Coral, Milagros Mengibar, Pastora Soler,  Ana del Río, Paloma San Basilio, Mikaela, Gracia Montes, Marta Quintero, Conchita Bautista, Rocío Jurado, María Pagés, Paquita Rico, Imperio de Triana, Macarena Giraldez, Isabel Pantoja, Lolita Sevilla, Encarnita Polo, Tamara, Carmen Sevilla, Antoñita Colomé...